jueves, 14 de mayo de 2009

Cannes 2009: Primer día y poco más

El año pasado me topé con una realidad contundente frente a mis narices, mientras todo el mundo aplaudía Wall.e como obra cumbre de la animación contemporánea y una de las mejores películas del año, yo me tenía que rendir ante las lecciones magistrales llegadas desde Japón en forma de "Sky Crawlers" (Mamuro Oshii) y la recientemente estrenada y casi ya desaparecida en España, "Ponyo en el acantilado" (Hayao Miyazaki). Lo que para algunos era un ejemplo de ciencia ficción adulta para mí era un horrible ensayo de didactismo basado en los más rancios arquetipos morales de diversas piezas de cinematografía añeja americana. La hipocresía de la empresa de Lassetter no es nueva, en la rueda de prensa de presentación de "Up", ha defendido la integridad de las ideas originales y el respeto total hacia la obra de sus creadores. Me pregunto qué opinaran Jan Pinkava y Chris Sanders eliminados de la faz de la tierra por discrepancias creativas con el jefe de Pixar. No me gusta la bula crítica que tiene Pixar, se que sus inquietudes artísticas están a años luz de las mostradas por sus "rivales" de Dreamworks, pero prefiero el egoísmo monetario a la falsedad. Soy partidario de aquel que va unicamente a por el dinero de mi entrada y que no pretende aleccionarme y por supuesto, sacarme el dinero.
No pretendo aferrarme a una corriente de opinión contraria a la actual, algo muy propio de cualquier crítico y tampoco voy a negar que soy un enfervorecido defensor de las tres primeras películas de Pixar y de esa rara avis que supone "Los Increíbles", que tanto deberíamos revisionar ahora que somos consciente que jamás existirá una buena adaptación de "Watchmen".

Up, me ha encantado, contradictorio con mi anterior párrafo, pero me ha parecido una pieza cinematográfico de un valor altísimo y quizás lo más importante, una continuación de una cierta línea estilística de la factoría Pixar. Para la factoría de Jobs y Lassiter, sus películas son las plasmaciones de las experiencias vividas con películas ajenas. La nostalgía cinematográfica rebosa por todos los poros de su última creación, ya sea desde la recreación de los antiguos seriales de aventuras de los años 50- interesante su apuesta por el género cuando practicamente está muerto o entregado a un componente puramente fantástico-, hasta sus abigarradas set pieces que rozan la parodia y la locura. Sin embargo, el mayor logro de la película es su maravillosa combinación entre drama y comedia, algo que se demuestra en la brillante transición del prólogo de la película donde Ellie y Karl sueñan con tener descendencia mientras observan nubes con formas de bebé para acto seguido encadenar el mismo plano con un rápido encadenado a la consulta de un doctor donde comunican a la pareja la imposibilidad de que puedan tener hijos de manera natural. Y éso es lo que diferencia Up de las producciones anteriores de Pixar, que no es necesario forzar el sentimentalismo a través de personajes caricaturas, es la historia la que lo provoca.
La lástima es que la factoría ahora propiedad de Disney se empeñe una y otra vez en seguir los mismos trazos narrativos y deniegue la evolución a sus películas. El propio John Lassiter niega el crecimiento a sus retoños, condenando una y otra vez sus historias a ser pasadas por el filtro del Americana y que todos los personajes de sus películas se vean obligados a emprender un viaje iniciático del cual saldrán reforzados a través de la experiencia del conocimiento emocional de sí mismos.

Con respecto a ese inmovilismo también se le puede achacar la reducción del elemento tridimensional a puro mercantileo. Up está diseñada en 2 dimensiones, y la imagen en estéreo sólo es utilizada para aumentar la belleza de las numerosas tomas paisajísticas que ofrece la película. Una lástima, una oportunidad fallida con respecto a la aceptación de las 3 Dimensiones en un marco tan prestigioso y conservador como Cannes.

Tampoco me quiero dilatar mucho más, aunque podría hablar largo y tendido de la sensación que me produce ahora mismo enfrentar Monster House de Gil Kenan y este Up, sobretodo el tratamiento cinematográfico de las mismas y de las curiosas semejanzas que se dan a partir de cierto momento de metraje.

Ayer también se presentó Spring Fever de Lou Ye. Poca cosa, la presencia de Ye en el festival por segunda vez consecutiva parece responder más a motivos políticos que estrictimante ecónomicos. Que sea un cineasta perseguido por la censura de su país y que se ganara un veto de 2 años por exhibir una película sin su autorización le ha granjeado cierta fama. Y es que su nivel de cineasta no da para una sección Oficial por más que sea interesante una visión poliédrica y distanciada de la China actual lejos de los panfletos que suele apoyar el gobierno de ese país (verdad que si John Woo?). Lastima que la película sea un horror, de un ritmo plomizo y de una nula narrativa, por más que se esfuerce en subir la temporatura del metraje con escenas de sexo explícitas. La relación de unos jóvenes que marca el retrato de la actual china dejó muy frío a la platea que se largó sin tan siquiera dedicar un pitido a la película. La indeferencia es el mayor de los pecados en un festival como Cannes y para Lou Ye, van dos seguidas.


2 comentarios:

M.A.Serralvo dijo...

Supongo que ser director en Pixar no implicará ser autor, pero ya el nombre de Peter Docter detrás de "Up" hace que albergue buenas esperanzas. ¿Algún listillo se quitó las gafas?

Pablo maq dijo...

He leído que el 3D está bien aprovechado con la gordura del niño y sus lineas circulares y esféricas frente a la simetría y linealidad de las formas del anciano.